Es la habilidad de mantener la atención plena en el momento presente, es vivir aquí y ahora, sin juicios, sin culpas, sin miedos, sin adelantar acontecimientos, sin poner etiquetas. Es una enseñanza que proviene del budismo, una doctrina filosófica que data de 2500 a.c. El término es una traducción al inglés de la palabra sati, en pali (idioma en el que registraron las enseñanzas de Buda) y significa intención, atención pura, recepción y presencia del corazón. Es un concepto rico y múltiple, abarca a la vez una práctica forma de meditación y también una manera de percibir el mundo, la vida y a uno mismo.

Tan solo hay que prestar atención al momento presente, al aquí y al ahora, parece fácil, ¿no? Pues si alguna vez lo has intentado, sabrás que de fácil no tiene nada. Detener el incesante ruido mental al que estamos acostumbrados no es nada sencillo. El éxito en la práctica del Mindfulness consiste, simplemente, en practicar, con ecuanimidad, con serenidad, con amabilidad, no en conseguir nada. Ten por seguro que tu mente se irá una y otra vez, aunque lleves años practicando. Tanto en prácticas formales como informales la idea es escoger algo que nos ancle al presente (puede ser nuestra respiración, sensaciones corporales, un sonido que provenga del exterior, etc) y nos centramos plenamente en eso. A partir de ahí observamos lo que surja (ya sean sensaciones, pensamientos o emociones) siempre intentando no emitir un juicio sobre ello.

Mindfulness no es una terapia psicológica como tal, se trata de un programa de psicoeducación que busca dotar a las personas de las habilidades y estrategias que le permitan enfrentar las creencias que lo limitan como el estrés o la ansiedad, de una manera más eficaz. Debemos aclarar que el programa de Mindfulness para el estrés no es un sustituto del tratamiento que tu médico haya indicado. Si tienes dudas si el programa es adecuado para ti, consúltalo con tu médico.

Después de hacer una o varias entrevistas previas en la que cada persona decide sus objetivos a corto, medio y largo plazo la instructora de mindfulness analiza su situación actual y se crea en equipo un plan de prácticas. A cada persona se le proporciona material para realizar en la semana con audios o link determinados, elegidos específicamente para ella si es necesario y en cada sesión individual la instructora enseña una o varias prácticas y se comentan posibles dificultades o dudas en su realización. Al término de la sesión se proporcionan audios para que cada persona pueda continuar realizando la práctica en la vida cotidiana.

En una sesión grupal varias personas hacen las prácticas a la vez, guiadas por una profesional experta en mindfulness. Las sesiones suelen tener una duración entre 60 y 120 minutos e incluyen sesiones de diálogo donde los participantes pueden plantear dudas sobre la práctica y compartir sus experiencias. Al ser el contenido de las sesiones eminentemente práctico, todo el mundo es bienvenido y no hacen falta conocimientos previos de mindfulness. La dinámica de trabajo en el grupo consiste en prácticas de atención plena a la respiración, a las sensaciones, a las emociones y pensamientos, así como prácticas guiadas de bondad amorosa hacia uno mismo y hacia los demás. Estos talleres vivenciales son un entrenamiento para aprender la habilidad de estar en el presente con una actitud de apertura y amabilidad hacia nosotros, hacia los demás, y hacia lo que nos sucede en cada momento de nuestra vida. También aprendemos y compartimos propuestas sencillas y útiles para seguir practicando mindfulness en nuestra vida cotidiana.

En este programa aprenderás a entender cómo funciona tu mente. Reconocerás los hábitos y patrones recurrentes y podrás darte cuenta de que hay alternativas si cambias las creencias que te limitan. Aprenderás a poner distancia de pensamientos y emociones estresantes. Reconocerás señales de advertencia de estrés y sabrás qué hacer cuando estas aparecen. Aprenderás a relacionarte con tus sensaciones, pensamientos y emociones, siendo más amable y compasivo contigo mismo y los demás.

Seremos más conscientes de nuestras propias experiencias, aceptando lo que viene sin reaccionar. Esto nos entrenará para responder a lo que nos suceda en el día a día de una forma más reflexiva y/o equilibrada ya que regulamos mejor nuestras emociones. Además, al anclarnos al presente y no meternos en el contenido de nuestra mente, que suele vagar por el pasado y el futuro, conseguimos bajar nuestro nivel de estrés, ya que si lo que nos demanda el ambiente es solo lo que existe en ese preciso momento (y no la suma de eso más la cantidad de los contenidos mentales que creamos) nos sentiremos mucho más capaces a la hora de solventar cualquier problema que se pueda dar en nuestras vidas.

Llega a occidente en varias formas, pero el programa que hizo historia fue el del biólogo molecular, practicante de yoga y meditación zen, Jon Kabat Zinn en 1979. Desarrolló un curso de medicina mente-cuerpo de 8 semanas de duración, basado en prácticas contemplativas y totalmente despejado de creencias culturales o religiosas. Lo llamó prácticas de reducción del estrés basados en la atención plena. Comenzó el curso en el sótano de la universidad de Massachusetts, donde recibía derivaciones de pacientes que no encontraban alivio en los tratamientos tradicionales. El experimento fue un éxito y el programa demostró ser eficaz para aliviar un amplio abanico de síntomas. El programa dio origen a la clínica dentro del centro médico de la Universidad y comenzó a implementarse en más de 200 centros médicos de EE. UU. y Europa, extendiéndose más allá del ámbito clínico. Existen numerosos estudios que nos muestran que practicar regularmente mindfulness afecta de forma positiva al control de la capacidad de concentración, nos ayuda a dormir mejor en casos de insomnio, desarrolla la inteligencia emocional, ahuyenta la culpa y la autocrítica destructiva, mejora nuestras relaciones interpersonales, se previenen recaídas en personas con adicciones, ayuda a disminuir la sensación de soledad en las personas mayores, disminuye el riesgo de depresión, …en definitiva, mejora nuestra salud mental.

Son muy variadas y se pueden adaptar a la edad y necesidades de todas las personas. Consisten en atender a la respiración, a las sensaciones corporales, a las emociones y pensamientos, desarrollando sentimientos de aprecio y respeto hacia nosotros mismos y aprendiendo a cultivar una actitud de bondad con nosotros mismos y los demás. Las prácticas formales son aquellas en las que reservamos un tiempo concreto y una postura específica para realizarlas a diario. Las prácticas informales se llevan a cabo prestando atención a lo que hacemos en la vida cotidiana (por ejemplo, actividades de aseo personal, caminar al trabajo, atender a otras personas, preparar la comida… etc.). Ambas son importantes.

Igual que un músico ensaya una y otra vez para mejorar su técnica, entrenamos mindfulness con nosotros mismos para tener recursos que podamos aplicar en la vida diaria, donde es más complejo darse cuenta, parar, suspender el juicio y actuar desde la ecuanimidad y la compasión. Cada ser es individual y requiere diferentes tiempos y formas de practicarlo, aunque en las primeras semanas se recomienda usar alguna herramienta unos 10 minutos mínimos diariamente e ir aumentando hasta realizar 1 hora por lo menos. Práctica formal, práctica informal y auto observación de nuestros procesos psicológicos y patrones de pensamiento conforman los tres aspectos fundamentales a entrenar. Para mantener la higiene corporal nos aseamos regularmente, así como para mantener la higiene mental es necesario generar espacios entre tanto ruido para movernos con más claridad.

Nos ayuda a vivenciar estados con menores niveles de estrés físico y emocional, mejores recursos para afrontar los retos de la vida, buenas estrategias cognitivas. Nuestro objetivo será observar cómo nos estamos relacionando con nuestros pensamientos y tomar consciencia de como es este intervalo, (entre el estímulo y la respuesta) que emociones aparecen, en que creencias se basan y como potenciar nuestras fortalezas para que las respuestas sean más saludables y sobre todo que nos hagan sentir mejor con nosotros mismo.